En un pueblito del campo, vivía un pequeño llamado Pedro. Como se dedicaba a cuidar ovejas era conocido como Pedro el pastor.
Todas las mañanas muy tempranito salía contento hacia la pradera con su rebaño, y mientras caminaba a todos saludaba: ¡Buenos días señor! ¡Buenos días señora!
Pero eran muy pocos los que le respondían, porque todos estaban muy ocupados en sus tareas y no le prestaban atención.
Un día mientras descansaba debajo de un árbol cercano a un arroyo, viendo pastar a sus ovejitas y escuchando el trino de los pajaritos, tuvo una idea: ¡Voy a llamar la atención de todos haciéndoles creer que me persigue un lobo!
Esa misma tarde Pedro llegó al pueblo corriendo y exclamando... ¡Socorro, auxilio un lobo me persigue, y trató de comerse mis ovejas!
Todos en el lugar se alborotaron y corrieron en busca del malvado animal, pero regresaron afligidos por no haberlo encontrado. Al día siguiente cuando el niño se iba con sus ovejitas todos le decían preocupados: ¡Ten mucho cuidado Pedrito, y avísanos si ves al lobo!
Pedro estaba contento porque había logrado que todos se fijaran en él, entonces decidió repetir la mentira, y así lo hizo por tres días más. Pero al cuarto día, los campesinos del lugar cansados de buscar inútilmente al lobo, dejaron de ceer en las historias del niño y decidieron no hacer más caso de ellas.
Entonces sucedió algo que Pedro no podía haber imaginado, realmente apareció el lobo, y por más que gritó y gritó pidiendo ayuda nadie acudió a socorrerlo, sólo un cazador que pasaba por el lugar vio al lobo y lo atrapó.
Esta historia ancestral se puede aplicar en muchos casos....Ustedes saquen sus propias conclusiones..
Lo maravilloso de estos clásicos es que el paso de los años no le hacen perder vigencia. Por el momento no tengo a quien aplicarlo
ResponderEliminarUn abrazo linda!