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Antes de que comience a leer, algunas cosas:

Me costó años poder juntar el coraje y hablar de esto, de la forma que esta escrito aquí, sólo lo había expresado a grandes rasgos. Nada muy profundo. 
Llevaba muchos días con las palabras en la cabeza, y era hora de plasmarlas.
Omitiré el nombre de mis compañeros y el de mi colegio.

Es una réplica a este reportaje 
https://www.theclinic.cl/2017/08/26/asi-fueron-los-encuentros-de-un-periodista-de-el-mercurio-con-sus-victimas-de-bullying/

***

No hay imágenes de ciertas etapas de mi vida.

Simplemente no existen, a lo más una o dos fotos por ahí; recuerdo alguna otra quemada en algún rincón de la casa, y costó ponerme a disposición de un lente, de hecho aún hoy le tengo cierto recelo. Mejor ni hablo de un espejo...

1995. A los 10 años, estas entrando a otra etapa de tu vida, en la cual comienzan a aflorar ciertas cosas; el crecimiento, y las hormonas, hacen de las suyas trayendo otra idea de tu cuerpo, y también desastres a tu vida.

A los 10 años, comenzó a caminar conmigo ese monstruo negro llamado bullying.
Antes de eso, recuerdo que en Kinder me arrancaba de la sala, molestaba un poco a mis compañeros, y me castigaban por desordenada; de ahí un salto a los años venideros: bailando en cada acto que había en el colegio, participando en el coro, yendo a cantar a competencias corales, concursos comunales de ortografía, taller de ping-pong por ahí, taller de modelaje por allá. Me iba bien para ser tan chica.

Hasta 1995.

Los niños crecen, y a pesar de que algo me molestaban, era bromas de niños, pero en 1995, algo cambió; mis compañeros no me veían de una forma muy simpática; me sacaba buenas notas, mi madre participaba del centro de padres, y eso les comenzó a molestar, además del plus de que, cual maldito reloj biológico, mi cuerpo comenzó a desarrollarse, y me sentía desproporcionada e incómoda: fui a la primera del curso a la cual le llegó la menstruación, lo que inmediatamente me hizo un bicho raro entre las niñas.

No recuerdo exactamente la fecha cuando empezó todo con mayor crueldad, pero debió ser ya a mediados de 1996. Bloqueé mucho de ello, pero si veo momentos puntuales: mis compañeros pedían expresamente a los profesores que no participara con ellos en los actos, la típica ley del hielo, siempre por una excusa tonta; no pasó mucho tiempo cuando todo fue en escalada ascendente, y comenzaron las agresiones verbales, y físicas. Por parte de compañeros; tengo flashes de que me defendía, pero eso no era suficiente. 

Estaba sola.

Creo que en esa época pensé por primera vez en la muerte como solución, sin siquiera saber bien que era el suicidio.

Ya en 1997 la situación era insostenible. No quería ir al colegio, mis propias amigas me habían dado vuelta la espalda, por lo que me sentaba sola en una esquina, mientras el resto se distribuía lo más lejos posible de mí; pasaba los recreos sola, me amenazaron muchas veces con que me iban a pegar, que supuestamente yo le estaba levantando un pololo a otra, en fin, otra vez a las excusas. En esa etapa sentí el primer amor, hacia un compañero, el cual también se apartó de mí, para no terminar mal con sus amigos. Esa situación me terminó por destruir; en mi casa era otra realidad: comencé a ser agresiva, contestataria, rebelde, siendo que en la sala de clases, era cohibida, solitaria, siempre mirando al suelo, y en mi cabeza, solo pensaba cual era la forma más rápida de morir, sobre qué pastilla era más dañina, o si tomaba algún elemento tóxico. Estaba dejando de comer, y el colegio, aunque me seguía yendo bien, no era una prioridad.

12 años.

Estuve a un paso, tan sólo a unos centímetros de cortarme las venas, pero me dio miedo, me di cuenta que era muy cobarde, y que no podía dejar que mi familia sufriera en este plano.

Todo explotó tiempo después, cuando una profesora me pidió uno de los cuadernos para sacar materia de allí; encontró una carta suicida; me mandó a llamar, me preguntó que a quién iba dirigida esa carta, en ese momento dije que era para mi padre, pero mentí, era para el compañero del cual me enamoré. Quedo la cagada en mi casa; mi cuñada me hablo durante mucho rato y, a pesar de lo mal que nos terminamos llevando, me decía que confiara en ella y en mis viejos, que les contara lo que me pasaba. Yo imploré no ir más al colegio, que me cambiaran, que no quería seguir ahí; me quitaron todo lo que fuera corto punzante, no podía estar a puertas cerradas, y así me mantuve un buen tiempo. Falté las últimas dos o tres semanas de ese 1997, hasta que una de mis compañeras, una de las que me dio la espalda, me fue a buscar. Eran los últimos días, y yo sabía que eran los últimos de ese calvario. Por primera vez en mucho tiempo entré a esa sala mirando de frente. Tengo un recuerdo muy particular de esos momentos: una carta con la letra de la canción de "Luz Clarita", una teleserie que estaban dando en esa época. Es precisamente con ella, la niña que me fue a buscar, la única con la que mantengo contacto hasta el día de hoy.

(N.R: para los que no la conocen, acá va la canción Luz Clarita opening)

En el colegio no hicieron nada, ninguno de mis compañeros fue castigado o suspendido por los hechos; le pidieron a mi mamá que no me sacaran del colegio porque era un buen elemento y no lo querían perder.

Al año siguiente, hice mi octavo en otro colegio. A pesar de que estaba más tranquila, siempre estaba el terror de cruzarme nuevamente con la gente que me había hecho tanto daño.

Me eligieron mejor compañera.

Comenzamos la enseñanza media, en 1999, y para sorpresa mía, varios de mis ex compañeros se fueron a estudiar allá, pero las cosas habían cambiado, no estaba para aguantarles absolutamente nada: ni siquiera se atrevieron a acercar, salvo un tímido hola en la hora del recreo; volví a retomar un poco la sonrisa en esa época. 

Años después, una de las niñas que me molestó, hoy sumida en las drogas y el alcohol, me dijo “me hubiera gustado ser como tú”. Sonará cruel, pero sentí dentro de mí un dejo de satisfacción.

Volviendo a las primeras líneas. Para mí el verme al espejo, era casi lo mismo que ver una película de terror, me aterrorizaba mi rostro; la misma sensación con una foto, gracias a todo lo que viví, me costó años darme cuenta de que no era un monstruo, sino que una mujer.

¿Los perdoné?


Siento que suena mejor “los dejé ir…”

Comentarios

  1. #f50 you should have done it.

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    Respuestas
    1. Nice car, but too expensive for me :(

      https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/19/1995_Ferrari_F50.jpg

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