I. No jugaba a ser la bella durmiente, No esperaba que un príncipe la despertara, No creía en los cuentos de hadas. II. No quería que esa respiración la inundara, No deseaba que esas manos la tocaran, No buscaba que el hombre la tomara. III. No cantaba lo que él anhelaba, No bailaba al son de su compás, No era la noche que ella necesitaba. IV. No provocaba con ese pantalón, No incitaba con un vaso de alcohol, No insinuaba en esa dirección. V. No reaccionaba a la situación, No lloraba por la conmoción, No asimilaba la sumisión. VI. No veía el descontrol, No manejaba su condición No necesitaba su posesión. * Este intento de poema, esta inspirado en un hecho real, que en algún momento lograré hilar y contar.
Corría el 2004, con la frustración a cuestas de no poder entrar a la universidad el año anterior, no por un tema académico, sino monetario, ya que no contaba con los recursos para poder matricularme en Ing. Comercial, en una universidad fuera de Santiago, dónde había quedado de las primeras en la lista. No tenía trabajo, y era bastante la desesperación por hacer algo; con 19 años, sentía que la vida pasaba demasiado rápido. Un día, una amiga me comentó que había conocido a un tipo que le comento que trabajaba en una parte donde estaban viendo becas para jóvenes con buenas notas. La idea me pareció interesante, hasta que me comenzó a explicar dónde estaba metido el lolo, eso sí, me advirtió que lo que iba a escuchar no me iba a gustar: F U N D A C I O N P I N O C H E T. Tal cual Mi amiga me dijo al final, vamos a ver qué onda allí, en una de esas te sirve; en esos momentos era el instante para decir que no, pero accedí, a regañadientes. Nos citaron a una reunión en una